- Te dejo el dato
- Posts
- Creciendo en el Panóptico Digital: La Delgada Línea del Sharenting entre Instamamis e Instapapis
Creciendo en el Panóptico Digital: La Delgada Línea del Sharenting entre Instamamis e Instapapis
El sharenting atraviesa una delgada línea entre celebrar momentos importantes en la vida familiar y comprometer la privacidad y seguridad de los menores

Creciendo en el Panóptico Digital: La Delgada Línea del Sharenting entre Instamamis e Instapapis
En el siglo XVIII, Jeremy Bentham ideó el panóptico, un diseño arquitectónico para instituciones de vigilancia donde cada movimiento podía ser observado por un vigilante sin que los observados supieran si estaban siendo vigilados. Esta idea, aunque originada en un contexto de reforma penitenciaria, resuena poderosamente en nuestra era digital. Hoy en día, el panóptico se ha transformado en una metáfora de la vigilancia omnipresente en internet, donde la información personal y los comportamientos están constantemente bajo el escrutinio de un público invisible.
Esta omnipresencia digital ha dado lugar a lo que muchos llaman el panóptico digital. En este escenario, las acciones, opiniones y momentos íntimos son compartidos y expuestos en las redes sociales, creando una sensación de vigilancia constante. Los usuarios, especialmente los más jóvenes, crecen acostumbrados a este estado de exposición permanente, adaptando su comportamiento y percepciones de privacidad a este entorno vigilado. La facilidad con la que se comparte la información personal ha borrado las fronteras entre lo privado y lo público, desencadenando un debate sobre las implicaciones éticas y psicológicas de vivir bajo una mirada virtual constante.
El uso del término "panóptico" en este contexto busca resaltar cómo la tecnología ha creado un nuevo dominio de vigilancia que afecta profundamente nuestra interacción social y nuestra comprensión de la privacidad. A diferencia del panóptico de Bentham, en el mundo digital, no solo hay un observador; somos simultáneamente vigilantes y vigilados, participantes activos en una red de observación mutua. Esta realidad digital plantea preguntas críticas sobre la autonomía, la libertad y el derecho a la privacidad en el siglo XXI, especialmente para las nuevas generaciones que crecen en este entorno.

Panoptico
El sharenting, una contracción de "share" (compartir) y "parenting" (crianza), describe la práctica de los padres de compartir contenido sobre sus hijos en redes sociales. Este fenómeno moderno refleja el deseo de documentar y compartir la crianza, pero conlleva el riesgo de vulnerar la privacidad de los menores. Al publicar fotos, logros y momentos personales, los padres crean una identidad digital para sus hijos, a menudo sin su consentimiento, planteando interrogantes sobre los derechos de privacidad y autonomía de los menores.
Esta práctica pone de manifiesto un equilibrio delicado entre celebrar el crecimiento y los hitos importantes de los niños y proteger su espacio personal y seguridad en línea. A medida que la tecnología se integra cada vez más en nuestras vidas, las fronteras entre lo privado y lo público se desdibujan, haciendo que decisiones aparentemente inocuas, como la publicación de una foto de un día en el parque, puedan tener implicaciones duraderas en la vida de un menor.
El debate sobre el sharenting también incluye consideraciones éticas sobre el consentimiento y la futura autonomía digital de los niños. Con el auge de las redes sociales, los padres deben sopesar la alegría de compartir con la responsabilidad de proteger la privacidad y el bienestar de sus hijos en un panorama digital en constante evolución. Este acto de equilibrio requiere una reflexión profunda sobre cómo nuestras acciones en línea afectan no solo nuestra privacidad sino la de aquellos que más queremos.

La icónica portada del álbum Nevermind de Nirvana, que muestra a un bebé desnudo en una piscina, ha generado debate décadas después, cuando el protagonista demandó al grupo, alegando ser víctima de pornografía infantil, aunque la demanda fue desestimada. Este caso ilumina cómo la privacidad se ha convertido en una moneda de cambio en el siglo XXI, con cada aspecto de nuestras vidas potencialmente expuesto en el vasto algoritmo digital. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más digitalizado, donde los discos físicos y las cartas se vuelven obsoletos, la línea entre lo público y lo privado se difumina aún más.

En este contexto, la privacidad emerge no solo como un derecho fundamental sino como un concepto en peligro, especialmente para los menores. El auge de las "instamamis", que comparten contenidos de maternidad y de sus hijos en redes, refleja esta tensión. La autonomía para decidir sobre la propia intimidad se pierde cuando los adultos exponen la vida de sus hijos a un público global, lo que podría tener consecuencias a largo plazo en su bienestar. Defender la privacidad familiar frente a las presiones del mercado y el estado es crucial, requiriendo una educación sobre el uso responsable de las redes sociales para preservar nuestra soberanía personal y familiar.
El Fenómeno de las Instamamis e Instapapis
El auge de las redes sociales ha dado origen a las "Instamamis" e "Instapapis", padres que comparten activamente contenidos sobre sus hijos en plataformas digitales. Esta tendencia refleja un cambio en la forma de concebir la crianza y la maternidad/paternidad, donde la vida familiar se convierte en contenido público. Por un lado, estas cuentas pueden servir como un espacio para compartir experiencias, buscar apoyo y formar comunidades. Sin embargo, también plantean interrogantes sobre la privacidad y el impacto en los menores expuestos.
La exposición de los menores en redes por parte de sus padres trasciende el simple acto de compartir momentos familiares; se convierte en una cuestión de identidad digital precoz y consentimiento. La presencia online de los niños es gestionada por sus padres, quienes deciden qué aspectos de su vida compartir, muchas veces sin considerar plenamente las consecuencias a largo plazo de esta exposición. Además, el fenómeno se ve potenciado por la monetización de contenidos, donde las interacciones y los "likes" pueden traducirse en beneficios económicos, intensificando así la sobreexposición de los menores.
Reply